7/10/10

PLANETA PÁNICO

A veces abro la puerta de la celda y salgo a darme una vuelta, o sea, me escapo. No es que huya, ni dude, ni quiera abandonar el sistema, es más bien como cuando te escapabas del internado, o hacías pellas en el instituto, no es que quisieras abandonar los estudios, ni dejar de esforzarte, sino más bien un acto de rebeldía, de queja, un… esto no me gusta, esto es mucho esfuerzo, esto es un rollo, los profes son unos petardos, esto no lo quiero hacer, yo no les importo… y un montón de excusas más para irte a perrear por ahí y no asumir tus obligaciones y tu educación. Así que abro la puerta de la celda, y me voy a darme unas vueltas por ahí, me paseo por la constelación de las emociones, exploro el planeta de las sombras, y éstas me persiguen de planeta en planeta a mi espalda, me siento a contemplar el mar de la desesperación, y al final acabó la tournée en el Planeta Pánico. Y en él, ya no sé volver a Casa y tengo que rebuscar una moneda en los bolsillos para llamar a mi Señor, y pedirle que me venga a recoger. Y Él viene a buscarme todo lo rápido que puede, bueno a veces me deja deambular un poco más, pero no me castiga (bueno, eso no puedo afirmarlo tan a la ligera), y no se enfada, me coge con afecto y me devuelve a la celda, donde me siento segura de nuevo y feliz.

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